A cinco años de su implementación, el etiquetado frontal en alimentos y bebidas ha comenzado a influir en las decisiones de compra, aunque persisten dudas sobre los edulcorantes y el contenido nutricional.
Morelia, Michoacán. A casi cinco años de la entrada en vigor del etiquetado frontal en alimentos y bebidas procesadas en México, los consumidores han comenzado a modificar sus hábitos de compra, especialmente en lo relacionado con el contenido de azúcar.
De acuerdo con un estudio de la empresa Sweegen, especializada en soluciones para la salud, el 53% de los mexicanos evita comprar productos con el sello “Exceso de Azúcares”. Este sello es el que mayor impacto tiene en la decisión de compra, sobre todo entre personas de 25 a 54 años con uno a tres hijos.
Según el informe, 64% de quienes notan esta advertencia buscan alternativas más saludables, mientras que el 34% dice que la ignora. Para muchos, reducir el consumo de azúcar se ha convertido en una prioridad de salud.
Sin embargo, otros sellos como “Exceso de Calorías” o “Contiene Edulcorantes, no recomendable en niños” tienen menos influencia en la decisión de compra. De hecho, una de cada cuatro personas afirma que ya no presta atención a los sellos en los empaques. Factores como el precio, el sabor o la marca siguen siendo determinantes.
¿Qué pasa con los edulcorantes?
El estudio también destaca que muchos consumidores no comprenden completamente qué son los edulcorantes, y el etiquetado actual no diferencia entre los naturales y los artificiales. Esto puede generar confusión, a pesar de que el 71% de los encuestados ya está familiarizado con productos que los contienen.
“La confusión radica en que el etiquetado no hace diferenciaciones claras. Hoy el consumidor busca información más detallada y específica”, explicó Sergio Borbolla, director de Desarrollo de Negocios para Latinoamérica de Sweegen.
Cambios en la industria
Desde la entrada en vigor de la NOM-051 el 1 de octubre de 2020, las empresas están obligadas a colocar sellos frontales en los envases de alimentos que excedan ciertos niveles de calorías, azúcares, grasas y sodio.
Con la Fase 2, implementada un año después, personajes como el Tigre Toño, el Osito Bimbo o Melvin fueron retirados de los empaques, transformando la forma en que los productos son presentados, especialmente a menores de edad.
En respuesta, muchas compañías han comenzado a reformular sus productos para ofrecer opciones con menor contenido de azúcar y grasas, con el fin de reducir o eliminar los sellos de advertencia. Esto ha impulsado una mayor disponibilidad de alimentos con perfiles nutricionales más equilibrados.
Retos pendientes
Aunque el etiquetado ha generado un impacto positivo, todavía existen retos en términos de educación alimentaria y claridad en la información. La estrategia ha abierto el camino hacia un consumo más consciente, pero aún hay espacio para mejorar la comprensión del etiquetado y sus implicaciones.