El crecimiento sostenido en la demanda eléctrica en México obliga a las empresas a optimizar su consumo para mantener su competitividad y garantizar operaciones estables.
En México, la eficiencia energética se ha convertido en un factor determinante para la competitividad de las empresas. El consumo neto de electricidad superó los 358 mil GWh en 2024, y se estima que en 2025 alcance más de 367 mil GWh, de acuerdo con el Programa de Desarrollo del Sistema Eléctrico Nacional (PRODESEN).
El aumento constante en la demanda ejerce presión sobre el sistema eléctrico y plantea un reto directo para los grandes consumidores: utilizar la energía de manera más inteligente. Ya no se trata solo de disponer de electricidad, sino de comprender cómo, cuándo y cuánto se consume.
La Agencia Internacional de Energía (IEA) señala que duplicar el ritmo de mejora en eficiencia energética a nivel global podría reducir hasta en un tercio las facturas de electricidad y contribuir con la mitad de las reducciones de emisiones necesarias hacia 2030. De esta forma, la eficiencia no es únicamente una meta ambiental, sino también una decisión estratégica de negocio.
Enel Energía México ha orientado sus servicios hacia este enfoque, ofreciendo soluciones personalizadas de monitoreo digital, asesoría técnica y acompañamiento en el Mercado Eléctrico Mayorista (MEM). Además, impulsa la capacitación con el curso gratuito “Conoce el MEM”, diseñado para que tomadores de decisiones comprendan mejor el funcionamiento del mercado eléctrico.
El panorama actual presenta desafíos por el crecimiento del sector industrial y la aceleración de procesos productivos, pero también abre oportunidades para las empresas que apuesten por la innovación y la gestión estratégica de su consumo energético. Integrar soluciones eficientes permite fortalecer la competitividad, mejorar la continuidad operativa y avanzar hacia un modelo de crecimiento más sostenible.
De acuerdo con la compañía, su modelo de atención se basa en cinco pilares: experiencia, confianza, responsabilidad, proactividad e innovación. Este esquema busca acompañar a las empresas desde la planeación de su consumo hasta el análisis de sus facturas, con el fin de construir una industria más resiliente y preparada para los cambios del sistema energético.