De acuerdo con un análisis de la firma global Colliers, México ha comenzado a experimentar una segunda ola de inversión industrial conocida como nearshoring, tras un periodo inicial de alta demanda y una posterior desaceleración.
Rafael McCadden, Director Industrial y Logística de Colliers, explicó que, si bien la inversión extranjera se redujo recientemente debido a factores de incertidumbre global, los fundamentos de México para atraer empresas siguen siendo sólidos. El país mantiene ventajas clave como su juventud poblacional y los 3,000 kilómetros de frontera con Estados Unidos, su principal socio comercial.
McCadden advirtió que para capitalizar esta nueva ola, el país enfrenta retos importantes, particularmente en infraestructura energética, donde existe un rezago en subestaciones y líneas de transmisión. Asimismo, la seguridad se ha convertido en un factor de decisión crucial para las empresas al elegir ubicaciones.
El mercado industrial presenta un escenario contrastante. Mientras la Ciudad de México y Toluca mantienen indicadores positivos, ciudades fronterizas como Tijuana y Ciudad Juárez experimentan una mayor disponibilidad de espacios industriales y una disminución en las rentas. Esto se debe, en parte, a que proyectos de construcción iniciados durante el auge inicial están finalizando ahora, en un momento de menor demanda.
Se identifican sectores con alto potencial, como la manufactura automotriz —con planes de expansión de empresas como Audi, BMW y Volvo—, así como los alimentos y la electrónica, aunque en este último se requiere fortalecer las cadenas de suministro locales.